¡Casi le cuesta la vida!
El bajista de Guns N' Roses, Duff McKagan, ha vuelto a sorprender con una de las confesiones más impactantes de su vida en el mundo del rock. En una reciente entrevista, el músico de 60 años recordó un detalle estremecedor de su etapa más oscura: pasó más de una década sin beber agua, una consecuencia directa de su estilo de vida salvaje y autodestructivo durante los años noventa.
"Pasé 12 años sin tomar un vaso de agua", reveló McKagan, todavía incrédulo por la magnitud del daño que se causó. "No lo hacía porque simplemente no pensaba en ello. Solo bebía alcohol, café y refrescos. Nada más." Esta declaración forma parte de su constante reflexión sobre los estragos que el abuso de sustancias tuvo en su cuerpo y mente.
Duff aseguraba que el agua no entró en su dieta líquida durante 12 larguísimos años: "Mi cuerpo empezó a fallar, se me caía el pelo. No bebía nada de agua, solo bebía alcohol; literalmente estuve doce años sin beber un solo vaso de agua y no estoy bromeando, no quería terminar de esta manera. Llegó un punto cuando tenía como 28 años y medio que pensé: 'bien, creo que no voy a pasar de los 30 y ese va a ser mi final'. Pero estaba de acuerdo con ese pensamiento, es lo que pensé que tenía que ser 'vive deprisa, muere joven, que les jodan'".
Durante esos años, Guns N' Roses vivía su época de mayor éxito, pero también de mayor caos. La banda era conocida por sus giras interminables, fiestas sin control y un entorno en el que la salud no estaba en la lista de prioridades. McKagan, como muchos músicos de esa era, cayó profundamente en la espiral del alcoholismo y la drogadicción.
El impacto fue devastador. En 1994, su páncreas literalmente estalló debido a la pancreatitis inducida por el alcohol, un punto de quiebre que lo obligó a replantear su vida. "Fue entonces cuando decidí cambiar. Empecé a leer, a estudiar economía y me metí en las artes marciales. Fue un renacer." Desde entonces, el bajista ha mantenido la sobriedad, transformando su estilo de vida por completo.
Hoy, McKagan no solo es un símbolo de supervivencia en el mundo del rock, sino también un ejemplo de resiliencia. Ha escrito libros autobiográficos, ha ofrecido charlas sobre salud mental y adicciones, y continúa haciendo música con una energía renovada. Su historia, aunque extrema, sirve como recordatorio de los peligros que pueden acechar detrás de la fama y el exceso.
Duff McKagan ha vuelto a beber agua, pero sobre todo, ha vuelto a vivir.
