¡Revive la historia!
La víspera de Año Nuevo de 1973 fue más que una celebración para despedir aquel año. Mientras el mundo esperaba la llegada de 1974, las bandas de rock Journey y AC/DC daban sus primeros pasos sobre los escenarios. En San Francisco y Sydney, a miles de kilómetros de distancia, estas dos agrupaciones debutaban con actuaciones que se convertirían en el punto de partida de trayectorias históricas.
AC/DC y su potente debut en Sydney
Al otro lado del mundo, en la discoteca Chequers de Sydney, Australia, AC/DC iniciaba su carrera con una formación provisional que incluía a los hermanos Malcolm y Angus Young, el cantante Dave Evans, el bajista Larry Van Kriedt y el baterista Colin Burgess.
Sin Bon Scott en la alineación, la banda ofreció dos sets llenos de energía, con casi 30 temas que combinaban covers de clásicos como 'Get Back' de The Beatles y 'Tutti Frutti' de Little Richard. Asímismo, ofreció un duelo de guitarras entre los hermanos Young y un solo de treinta minutos de Angus. Este debut marcó el inicio de una carrera que se consolidaría como sinónimo de rock puro y electrizante.
Journey, un grupo de rock progresivo en San Francisco
En el Winterland Arena de San Francisco, Journey ofreció su primer concierto con una alineación que reflejaba un enfoque diferente a los que haría mundialmente famosos en la década de los 80. Neal Schon y Gregg Rolie, provenientes de Santana, lideraron un grupo que incluía a Ross Valory y George Tickner, de Frumious Bandersnatch, y al baterista Prairie Prince.
Este debut se caracterizó por su inclinación al rock progresivo y su énfasis en la destreza instrumental, con un playlist de nueve canciones que incluyó una versión de 'It's All Too Much' de The Beatles y composiciones originales como 'Mystery Mountain', que más tarde formaría parte de su primer álbum.
De esta manera, la víspera de Año Nuevo de 1973 fue mucho más que un simple debut para Journey y AC/DC. Fue el primer capítulo de dos historias que redefinieron el rock en sus respectivas eras. Ambos conciertos dejaron un legado que aún resuena en la música.
Medio siglo después, estas bandas de rock no solo siguen siendo referentes inmortales del género, sino que también representan el poder del arte para trascender fronteras y generaciones. Su impacto continúa inspirando a nuevos músicos, recordándonos que incluso los comienzos más modestos pueden transformar el panorama cultural para siempre.
